Augustus, pater imperii


La muerte de Julio César en el 44 a.C. marcó al pueblo romano y trajo un sinfín de repercusiones, pero ninguna fue mayor que la que causó la lectura del testamento del dictator asesinado. Entre sus últimas voluntades destacaba una: César adoptaba a Cayo Octavio Turino, su sobrino nieto, y lo designaba como su heredero. Este fue el comienzo del ascenso al poder del joven Octavio, por entonces con 18 años, que pasó a tomar el nombre de su tío abuelo: Cayo Julio César Octaviano.

Augusto de Prima Porta (circa Siglo I d.C.)

En los años siguientes Octavio se erigió como el campeón de Roma, como sucesor de César y hombre elegido por el senado para acabar con la crisis que había seguido a la muerte de su tío abuelo. La herencia económica le permitió financiar su carrera política, ocupando importantes magistraturas como el tribunado de la plebe (Tribunicia Potestas), la censura, el consulado y la comandancia de los ejércitos (Imperator) en numerosas ocasiones. También ocupo cargos religiosos como augur y guardián de los libros sibilinos (Vir Sacris Faciundis).

Como sucesor de César el senado le otorgó poderes excepcionales y dirigió a sus tropas en la guerra civil contra Marco Antonio, debido a que este también pretendía ser considerado como el sucesor de César. Tras la victoria sobre Marco Antonio en el 30 a.C., se convirtió en el único gran hombre de Roma, igual que su tío tras vencer a Pompeyo quince años atrás.

En los inicios del año 27 a.C., Octavio se presentó ante el senado y entregó los poderes extraordinarios que le habían sido conferidos para dirigir la guerra civil y traer la paz a Roma. El objetivo de este acto era claro: Octavio, quería que el pueblo viera que todas las acciones llevadas a cabo en los años anteriores habían perseguido el solo propósito de restaurar la paz y los principios de la república. Sin embargo, él mismo era consciente de que estos años le habían traído un enorme crecimiento de poder: las victorias le habían granjeado el respeto y prestigio de buena parte de las legiones y su inmensa riqueza debido a la herencia de César y las conquistas le habían permitido financiar obras públicas y ejercer magistraturas, ganándose el apoyo de la plebe. Los senadores eran conscientes de la enorme influencia y poder en las manos de Octavio, y por ello acabaron permitiéndole conservarlos. El senado romano impulso una serie de proyectos de ley para asegurar que Octavio pudiese conservar en su figura buena parte de los poderes extraordinarios, que suponía el control directo y gobierno de una buena parte de las provincias de Roma.

Para destacar el nuevo estatus de Octavio y de Roma, el senado otorgó el 16 de Enero a Octavio dos títulos creados para la ocasión. El primero fue Princeps, un título de naturaleza política con el que el senado reconocía a Octavio como “el primero entre todos”, es decir, el más importante entre la casta política romana. Sin embargo, es de mayor importancia el segundo título otorgado: Augustus.

El título es de difícil traducción al castellano, pero los significados más adecuados posiblemente sean “venerable”, “ilustre” u “honorable”. Era un título de naturaleza religiosa, que presentaba a Octavio como el más benigno de los hombres, que había traído grandes bienes a Roma y que, por lo tanto, merecía ejercer una autoridad natural sobre el resto. La historia ve en esta concesión del senado, organismo representativo del pueblo de Roma, del título de Augusto a Octavio el más claro hito para marcar el cambio de régimen.

La república romana, en crisis por más de un siglo, finalmente desaparece a efectos prácticos. No se puede decir que el paso de la república al imperio se efectuase en un día, ya que Roma siguió conservando las formas republicanas por muchos años: el senado continuó existiendo durante el resto de su historia, así como las diversas magistraturas. Sin embargo, a partir de entonces jamás el poder en roma se encontraría repartido como había ocurrido en el pasado. Con Augusto comienza una estirpe de hombres que concentraban en sí una gran variedad de poderes que antaño habían estado en manos de varios, no sólo políticos sino también religiosos. En el 12 a.C. Augusto es nombrado Pontifex Maximus, título del principal líder de la religión romana. Para el 2 a.C., el senado nombra a Augusto Pater Patriae, título que lo reconocía como padre de la patria, algo que sólo cuatro romanos habían recibido, entre ellos Rómulo, fundador de Roma, y César.

A su muerte en el 14 a.C., y tras más de medio siglo ejerciendo como el hombre más poderoso de Roma y gobernante de facto, fue deificado, pasando a ser considerado como uno más de los dioses del panteón romano, al igual que había ocurrido años atrás con su tío abuelo. Augusto fue recordado como el primero y más ilustre de los emperadores romanos.

Si os ha agradado, aplaudid esta representación y todos con alegría batid palmas en nuestro honor.
                                                                            Vida de los doce Césares (XCIX)


Fuentes:

SUETONIO. Vida de los doce Césares.


Bibliografía:

CONNOLLY, Peter. (2016). La guerra en Grecia y Roma.
IGLESIAS GIL, José Manual; SANTOS YANGUAS, Juan. (2011). Vademecum para la epigrafía y numismática latinas.
SYME, Ronald. (2011). La Revolución Romana.

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