Sic Semper Tyrannis

El 15 de Marzo del año 44 a.C. era asesinado Julio César, dictador perpetuo de la república romana.
La Muerte de César (Jean-Léon Gérôme, 1867)

Dicen las fuentes que César habría recibido señales de la tragedia, con su propia mujer soñando su muerte. Eran los idus de Marzo y, a pesar de sentirse indispuesto, César acabó accediendo a acudir a la sesión del senado de ese día una vez Marco Junio Bruto, a quien tenía en gran afecto, fuese a buscarse a su casa. Durante el trayecto entre su casa y la curia del senado César ignoró varios intentos de avisarle de una conjura contra él, y varios senadores se encargaron de aislarlo entreteniendo a Marco Antonio y otros aliados suyos.

Una vez César entró en el senado, se sentó en su silla mientras un amplio grupo de senadores lo rodeó siguiendo la iniciativa de Lucio Tilio Cimbro, quien se dirigió al dictador para pedirle la vuelta de su hermano exiliado. César se la denegó sin palabras, gesticulando para que volviese a su asiento. Ante esto, Tilio Cimbro agarró violentamente a César por su toga, a lo que este gritó: "¿¡Qué tipo de violencia es esta!?". Inmediatamente después Casca hirió en el cuello a César con una daga, quien consiguió parar su mano antes de que volviese a atacar mientras le decía: "Casca, villano, ¿que haces?". Casca, asustado, gritó a su hermano en griego: "¡Ayúdame, hermano!". Como respuesta, varias decenas de senadores desvelaron sus dagas y comenzaron a apuñalar conjuntamente a César, que si bien en un principio pudo haberse defendido, al ver la cantidad de atacantes y a amigos suyos como Bruto entre ellos, acabó desmoronándose bajo una estatua de Pompeyo que se encontraba allí. 

Mucho se ha escrito sobre sus últimas palabras. Suetonio asegura que se dirigió a Bruto en griego: "¿Tú también, hijo mío?", mientras que según Plutarco César no profirió palabra alguna, limitándose a taparse el rostro con su toga una vez vio a Bruto entre sus asesinos.Allí César recibió 23 puñaladas, la mayoría de ellas superficiales, si bien la pérdida de sangre acabó con su vida en los minutos posteriores. César murió a los pies de la estatua de su antiguo amigo y enemigo Pompeyo, con quien había gobernado Roma en el pasado para posteriormente luchar contra él en la guerra civil.

Los conspiradores abandonaron el senado con alegría gritando por las calles de Roma: "Sic Semper Tyrannis" (Así siempre a los tiranos), jactándose de que habían salvaguardado a la república. Minutos después y una vez los rumores se difundiesen, un grupo de tres esclavos recuperaron el cadáver de César y lo transportaron en a su casa en una litera. Pronto el testamento de Roma fue leído en público por Marco Antonio, quien pronunció un discurso a modo de elegía mientras ondeaba la toga ensangrentada de César. El cuerpo ultrajado del dictador fue expuesto y la plebe descubrió que César legaba en su testamento una pequeña cantidad de dinero a cada ciudadano romano, lo que definitivamente le ganó el apoyo total de las clases medias y bajas. Ante esto hubo grandes tumultos y las casas de los conspiradores fueron saqueadas, viéndose obligados eventualmente a abandonar Roma.

El testamento también convertía a su sobrino Cayo Octavio Turino en su heredero, al adoptarlo César póstumamente. Este joven sería quien, junto con Marco Antonio y Lépido, formaría el Segundo Triunvirato, que perseguiría a los asesinos de su tío en Grecia y dominaría Roma durante los próximos diez años, marcando los últimos compases de la República Romana.


Fuentes

PLUTARCO. Vidas Paralelas.
SUETONIO. Vida de los doce Césares.

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